domingo, 17 de junio de 2012

Crónica del partido Portugal 2-1 Holanda

Al tercer día… CR7 apareció. Quien estuvo en la cancha del estadio Metallist de Kharkiv fue el jugador del Real Madrid, el goleador implacable, el delantero más potente del mundo y no la pálida imitación que fallaba mano a manos y equivocaba pases que se había visto hasta ahora en Ucrania. Y, por supuesto, eso fue suficiente para que Portugal ganara a Holanda y amarrara su calificación a la segunda ronda.


Sin embargo, por veinte minutos parecía que no sería así. Primero fue el merecido gol de Rafa van der Vaart, al 11’, con un espectacular disparo desde fuera del área que dejó sin oportunidad alguna a Rui Patricio, y luego las tradicionales rabietas de Cristiano, que se dedicó a quejarse con cada señalamiento del árbitro, claramente desesperado por lo que pasaba en la cancha.

Pero quedaba mucho tiempo, y después de ese inicio tan ansioso, CR7 pareció entenderlo. Enfrentado al lentísimo Van der Wiel, comenzó a hacer y deshacer por la banda izquierda, y de la mano de su capitán, Portugal revivió y comenzó a mandar en la cancha, frente a un equipo holandés que pareció haber gastado todas sus energías en ese frenético arranque del partido.

Dos veces Ronaldo se acercó al gol hasta que, en la tercera, al minuto 28, por fin sacudió las redes. Fue tras un pase hermoso de Joao Pereira, que lo dejó frente a frente con Stekelenburg. Con la calma que lo suele caracterizar en el Santiago Bernabeu, definió a la perfección y a partir de entonces fue un demonio total, que aterrorizó a los pobres holandeses por el resto de la primera mitad.

Tras el descanso, y con el empate, el partido entró en una etapa de tensión absoluta. Portugal siempre daba mayor sensación de peligro, pero la realidad es que el triunfo podía ser para cualquiera… hasta que volvió a aparecer Cristiano. Después de 25 minutos en los que más bien se dedicó a trotar y guardar fuerzas, dio la primera advertencia al 72’, cuando en una escapada diabólica dejó solo a Nani frente al Stekelenburg, a unos metros de la línea de meta. Sin embargo, de algún modo incomprensible, el jugador del Manchester United estrelló la pelota en el portero holandés y la igualdad se mantuvo.

Pero la suerte estaba echada. Ansioso por lavar su error, el extremo derecho portugués devolvió el favor a Ronaldo dos minutos más tarde con una galopada por la banda derecha y un pase preciso. Cristiano, con toda la sangre fría del mundo, se quitó a Mathijsen con un recorte perfecto y definió de un derechazo brutal. 2-1 y a celebrar con toda la banca.

Holanda, o más bien ese equipo que robó las camisetas naranja y negro al subcampeón del mundo en este torneo, intentó reaccionar entonces, y varias veces estuvo cerca de empatar el partido. Notablemente con un poema de tiro de van der Vaart, que se estrelló en la horquilla portuguesa. Pero no habría sido justo. La noche era de Cristiano, y estuvo a punto de serlo más, pero su hat-trick se vio frustrado por el poste derecho de Stekelenburg. Poco importó, Cristiano está de regreso, y el Balón de Oro sigue siendo posible.

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